domingo, 6 de octubre de 2019

EPISODIOS BALEARICOS

En Baleares —el antiguo Reino de Mallorca— como en el resto de territorios de la extinta Corona de Aragón —Valencia, Cataluña y Aragón— padecemos los delirios de la doctrina catalanista en nuestra vida cotidiana. De un tiempo a esta parte hemos podido observar como el catalanismo, como doctrina política que es, ha ido metiéndose en nuestras vidas a través de los partidos políticos, de las asociaciones culturales, de los medios de comunicación, de la enseñanza... Y todo ello con el fin de crear el marco necesario y suficiente para llegar a su objetivo final, que es la creación de los “Países Catalanes”. Para lograrlo —porque lo está logrando— el catalanismo ha ido actuando en dos puntos básicos para conseguir su fin: la lengua y la historia.

El catalanismo ha repetido y machacado hasta la saciedad que la lengua de Cataluña, Valencia y Baleares, es la lengua catalana, sin admitir que se pudiesen usar las seculares denominaciones de lengua valenciana y lengua mallorquina en los antiguos reinos de Valencia y de Mallorca, respectivamente. Y no sólo eso, también se ha encargado de pasar el rodillo de todas aquellas diferencias morfológicas, sintácticas y léxicas que hacían distintas a la lengua valenciana y mallorquina de la lengua estándar fabricada según el dialecto de Barcelona. Pero la realidad es que no se tratan de la misma lengua tal como denuncio en mi último libro SA LLENGO DE SA PATRIA MALLORQUINA: S'HERENCIA DES RUM. Tanto el valenciano, el catalán como el mallorquín son dialectos de la misma lengua, la lengua de oc. 


En cuanto a la historia —que es el objeto de estos EPISODIOS BALEARICOS— el catalanismo ha ido moldeando y adecuando nuestra historia para dejar de lado las acciones baleares que quedan fuera de su uniformizada historia de Cataluña, así como para también dejar de lado aquellas ejecutorias baleares que forman parte de la historia de España. Los caminos, medios, modos y vías usados son dos: por acción y omisión. 

El camino de la acción es el más evidente de los dos. Consiste en la apropiación de hechos y personajes históricos de Valencia y de Baleares para ser denominados “catalanes”. El catalanismo es experto en robar todo aquello valenciano o balear que más le interesa para su edificio pancatalán. Ciñéndonos al ámbito balear encontramos ejemplos harto conocidos: el filósofo mallorquín Ramón Llull — denominado “catalán de Mallorca” y “forjador” de la lengua catalana—, el Mapamundi de Cresques Abraham — conocido como “Atlas Catalán” —, el arquitecto mallorquín Guillermo Sagrera — máximo exponente del “gótico catalán” —, el almirante norteamericano descendiente de menorquines David Glasgow Farragut —da nombre a la fundación catalanista Farragut Fund—, el milenario mar balear —denominado “mar catalán” —…. A la apropiación hay que añadir la catalanización de todos los acontecimientos que protagonizan los reyes de la Corona de Aragón, ya que para el catalanismo la Corona de Aragón es igual a Cataluña. Por eso la doctrina catalanista nos habla de la conquista catalana de Mallorca, de la repoblación catalana de Mallorca, de la expansión catalana por el Mediterráneo… en fin, todo es catalán.

El otro camino es la omisión. Es la ocultación, olvido, engaño y mentira de aquellos hechos históricos de Baleares que no encajan en sus planteamientos, ya sea porque son parte de la historia de España o porque suponen una diferenciación respecto de Cataluña. Todas aquellas ejecuciones isleñas realizadas en el seno de la Monarquía de España —Reconquista, batalla de Lepanto, conquista de Túnez, conquista fallida de Argel, Guerra de los Treinta Años, Guerra de Independencia…— en las que hay participación de mallorquines son directamente ocultadas. Para el catalanismo se trata sólo de acciones realizadas por Castilla. Y no digamos las guerras catalanas contra su rey, ya sea aragonés (1460 Juan II) o de España (1640 Felipe IV) en las que Mallorca permanece leal al rey.

Otra omisión deliberada por el catalanismo, ya que supone una diferenciación respecto de Cataluña, es el maltrato a los reyes privativos mallorquines — Jaime II, Sancho I y Jaime III— y a sus ejecutorias. Para el catalanismo la confrontación que hubo entre Jaime II y Jaime III con los reyes aragoneses es tratada como un mero conflicto entre parientes, y además añade y hace hincapié que en las dos invasiones catalanas 1285 y 1343 la actuación de los mallorquines ante el invasor fue de absoluta tibieza, sin defender para nada a su rey mallorquín. Ocultan de mala manera la resistencia de los mártires Cabrit y Bassa en Alaró en 1285 y la del Castillo del Rey en Pollensa en 1343. Y no digamos de como dejan a la población isleña cuando en 1349 Jaime III desembarcó en Mallorca para recuperar su reino. El menosprecio a los reyes mallorquines es terrible. Desprecian la conmemoración de cada 25 de octubre de la batalla de Lluchmayor (1349) en la que murió Jaime III, no participan en la ofrenda floral a Jaime II cada 12 de septiembre.

Con estos EPISODIOS BALEARICOS quiero denunciar la terrible manipulación catalanista de Baleares y dar a conocer al lector cual es la verdadera realidad que se está ocultando.

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